Magnificado te encontré, jugabas como un niño, eras un viejito. Saber de que vives y tus historias, es algo que no me interesa. Estoy feliz imaginándote como un duende que vaga contando historias y comiendo de la providencia.
Feliz en tu mundo mágico de víboras de dos cabezas, placitas apartadas, recuerdos perdidos, medias sin su par y mates con amigos.
Me olvido de este mundo y empiezo a divagar, con colores olvidados y viejitos felices de estar nada más, y pienso, en aquellos que han sido olvidados en plazas que al soñar crean un mundo nuevo, un colage del pasado y metas nunca complicas, y me doy cuenta yo soy el, sin los años, menos pasado, ninguna historia, pero aun así olvidado en una placita viviendo en mi mundo fantasma.
Por alguna particular razón que no entiendo este post me hace acordarme de mi hermanito.
