Los tambores ya derruidos por el redoblar de la esperanza, han quedado tirados en una rincón de mi habitación. Y yo los miro, y pienso en esos tiempos que sonaban a gloria y esplendor.
Ahora mi dilema es, ¿Dónde compro otro parche para mi tamborcito?
2 comentarios:
Preguntarse (solo eso mismo) por donde comprar parches para que la (tu) esperanza siga redoblando es el fiel reflejo de una esperanza que se niega al silencio olvidado de los rincones.
Buen regreso Migue. Un abrazo.
Claro, a veces el optimismo es desgastante. Pero no nos van a convencer de que dejemos de hacer ruido. Con lo que nos quede, con lo que nos inventemos, a puro pataleo, al son de esos parches remendados que todavía no terminamos de pagar...
Que se lamenten los que tengan tiempo, que a nosotros todavía nos queda todo por festejar...
Un abrazo grande (virtual)
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